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Mostrando entradas de 2015

20-D: ¿la urna rota?

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" La urna rota. La crisis política e institucional del modelo español ". Este es el título completo de un libro imprescindible para quien tenga un mínimo interés por la entender la crisis de representación que vivimos actualmente. El libro está escrito por Politikon, un proyecto común de un grupo de científicos sociales (Senserrich, San Miguel, Font, Llaneras, Medina y Simón), cuyo principal hándicap no es su juventud, sino el que no contemplan una perspectiva imprescindible, la de género (son todo chicos). Pero esto es harina de otro costal. El caso es que se aborda el problema de desafección política que vivimos en la actualidad, sus causas y, por supuesto, las posibles soluciones. Aunque en esta crítica, yo me centraré exclusivamente en una parte del problema que describen los autores: el "maquiavélico sistema electoral español". Este es un tema sobre el que se habla mucho (a la ligera) y sobre el que no se argumenta con demasiado fundamento. En mi opini

¡A botar!

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Hoy hay elecciones generales. Y desde el surgimiento, hace apenas unos meses, de nuevas formaciones, se dice que por fin hay más de dos opciones entre las que elegir. Aunque confieso que para mí solo hay una opción. Ciertamente, me hace muchísima ilusión ir a mi colegio electoral a botar a Mariano Rajoy. Y con él, también quiero botar a Bárcenas, a su mujer, a sus obras de arte y a sus cuentas en Suiza. Me apetece muchísimo botar a Maria Dolores de Cospedal y a su indemnización en diferido. Me estimula mucho botar a los senadores que se han pasado la legislatura viajando a ver a sus parejas o a sus amiguetes con el dinero de mis impuestos. Quiero botar a Cristóbal Montoro, a su amnistía fiscal y su 21% de IVA cultural. Hoy no voy a fallar, porque también quiero botar a la Púnica, a David Marjaliza, a los caballos de Francisco Granados y, por supuesto, a él. Voy a ir a botar a Rodrigo Rato, a sus tarjetas black y a su bañador amarillo. Quiero botar a Vicente Martínez Pujalte y a los

Brown Capital

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Esta semana ha visitado Euskadi el prestigioso profesor de Psiquiatría de la Universidad de NY, Luis Rojas Marcos. Destacaré solo una de sus reflexiones: “la gente que pone el centro de control fuera de ellos tiene menos probabilidades de alcanzar una meta; hay que poner el centro de control dentro de uno mismo”. Compartirán conmigo que tan sencilla reflexión no merece ningún tipo de traducción o interpretación. Efectivamente, cuando un empresario achaca sus malos resultados al mercado, o una futbolista echa la culpa al árbitro, o un mal estudiante dice que la profesora le tiene manía, por lo general estaremos ante un mal empresario, una mala futbolista y un mal estudiante. Entre todas y todos, desde el primer político hasta el último ciudadano, conseguimos ser designados como la European Green Capital hace unos años. De la misma forma, entre todas y todos podemos cargarnos el capital verde acumulado. Y me explico. He conocido a través de las redes sociales una campaña en contr

El empresario mago

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El pasado año visité al dueño de un negocio de la ciudad. Un buen local, con no pocos empleados y con su público en la zona. Me senté frente al hombre y, tras saludarnos, empezamos a hablar de lo que le preocupaba. “Si lo llego a saber no me meto”, “El día a día me come”, “Ojalá pudiera cambiarme por alguno de mis empleados”,… El listado de agravios era interminable. Especialmente cuando, a medida que avanzaba la conversación, él empezaba a ser consciente de la dimensión de los marrones que le rodeaban. Se ve que llevaba tiempo sin hablar de ello con nadie. Sí, él era un desastre. No controlaba el sector. De hecho, ni siquiera tenía experiencia previa en él. Le venía de familia. Se lanzó a ese negocio, como podía haberse lanzado a cualquier otro. Saltaba a la vista que lo que hacía no le motivaba. Sin duda, necesitaba ayuda y, por supuesto, quien tenía enfrente podía prestársela. Pero no había manera. Algo se me estaba escapando. Yo había estado tan centrado en la conversaci

Tres largos minutos

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Duque de Wellington, 8:57 a.m., semáforo en rojo. Con un niño a cada lado, aguardo pacientemente a que el dichoso disco cambie de color para, después de tres largos minutos, atravesar la carretera y llegar al cole. Mientras tanto, se puede ver cómo hay abuelas y abuelos que, a duras penas consiguen que sus nietos les den la mano, cruzan en rojo entre miradas escurridizas a uno y otro lado. Como si las miradas pudieran detener a los vehículos que circulan a 50 km/h. En ese mismo paso de peatones y en esos mismos tres largos minutos, uno observa cómo padres y madres que no despegan su mirada del Smartphone, con una estela de niños detrás, atraviesan los cuatro carriles con el semáforo en rojo. También se pueden ver a adultos que se dirigen al centro comercial, con una mano ocupada llevando el carrito de la compra y con la otra sujetando el teléfono a la oreja contraria, pasan del semáforo. Es igual que el supermercado no tenga aún abiertos sus comercios. Hay prisa por llegar a ningún

Inmigración y futuro

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Desde que hace un par de años se iniciase en Euskadi una escalada de acusaciones contra algunas de las nacionalidades de personas que han venido a buscar aquí las oportunidades que no tenían en su país, han sido muchos los exabruptos que se han escuchado por boca de diferentes dirigentes políticos. Es verdad que importantes dirigentes del PP han llevado la voz cantante en esta materia, poniendo en cuestión el buen uso de las ayudas sociales y, en el último tiempo, mezclando de forma altamente irresponsable, inmigración, refugiados y yihadismo. Desgraciadamente, estas voces inquisitoriales no sólo han provenido de las filas populares, sino que son varios y cualificados los dirigentes de otros partidos políticos que han echado leña a un fuego que, por suerte, aún no ha prendido con fuerza en nuestro país. No obstante, hay que diseñar, realizar y mantener buenos cortafuegos pensando en evitar los incendios del futuro. Imagino que como gran parte de la ciudadanía vasca, soy de los q

Sí se puede

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Basta con echar un vistazo a los últimos informes de la realidad socio-económica para concluir que la política que se viene aplicando en los últimos años está resultando nefasta para muchas personas y pequeñas empresas. Tras las graves situaciones que genera, lo que más indigna es tener que escuchar que no hay alternativas. ¡Claro que las hay! Para no irme por las ramas, aterrizaré el asunto en Vitoria-Gasteiz. El Pleno del Ayuntamiento ha aprobado esta semana una nueva norma de contratación pública. A partir de ahora las políticas de compra de servicios apostarán por fomentar la sostenibilidad, la igualdad de género, la inserción social o la cooperación al desarrollo. Como no son muchas las ocasiones para hacerlo, vaya desde aquí mi aplauso. El paso dado me gusta y me recuerda a una de esas teorías que están planteando alternativas frente al actual modelo: la Economía del Bien Común. Esta teoría hace un llamamiento a cambiar los ejes sobre los que se mueve la economía: sustitui

L@s militantes del PSOE y de PODEMOS

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Hace dos años y medio que matriculé un proyecto de tesis doctoral centrado en las razones de la desafección política. Para la parte empírica de la tesis, he entrevistado a dirigentes orgánicos e institucionales del PSOE y de PODEMOS en los niveles autonómico y nacional. Y también me he pasado un tiempo haciendo la misma entrevista a grupos de militantes ambos partidos en cuatro puntos diferentes de España: Vitoria (Euskadi), Coria (Extremadura), L´Hospitalet de Llobregat (Catalunya) y Logroño (La Rioja). Aún no puedo hacer públicos los datos relativos a dirigentes, puesto que me faltan entrevistas relevantes por hacer. Espero poder terminar después de las elecciones del 20D, a ver... Pero sí puedo contar cosas sobre la opinión de la militancia de ambas formaciones. Con todos y cada uno de los 8 grupos de militantes (4 del PSOE y 4 de PODEMOS) he mantenido una conversación abierta en torno a un mismo guión de asuntos, para recabar su opinión sobre la desafección, las posibles soluci

La historia de Manolo

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El pasado viernes asistí a una jornada organizada por SEA, bajo el título de “Alternativas a las sucesión familiar de las empresas”. El objeto de la misma era plantear a las y los empresarios asistentes que piensen en el relevo y en el futuro de sus negocios. Y entonces yo me acordé de Manolo. Manolo es un tío excepcional. Un señor hecho a sí mismo que comenzó su actividad empresarial hace 25 años, acompañado solamente de una máquina, con un futuro incierto, pero con mucha ilusión. Con la misma ilusión que tienen los más de tres millones de personas de nuestro país que deciden emprender y que se juegan todo lo que tienen (y lo que no tienen) a una carta: su proyecto. Poco a poco, la empresa de Manolo fue creciendo y ganando volumen. Todo a su imagen y semejanza. Pero había una doble inquietud que no tenía resuelta: relevo en la dirección y futuro para el negocio, lo que vienen a ser las dos caras de una misma moneda. A pesar de que el famoso día a día no le dejaba pensar, Man

La urna rota

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"La urna rota. La crisis política e institucional del modelo español". Este es el título completo de un libro imprescindible para quien tenga un mínimo interés por lo que está ocurriendo en nuestro sistema político-institucional. El libro está escrito por Politikon, un proyecto común de un grupo de científicos sociales (Senserrich, San Miguel, Font, Llaneras, Medina y Simón), cuyo principal handicap no es su juventud, sino el que no contemplan una perspectiva imprescindible, la de género (son todo chicos). Pero esto es harina de otro costal. El caso es que se aborda el problema que vivimos en la actualidad, sus causas y, por supuesto, las posibles soluciones. Me centraré exclusivamente en una parte del problema que describen los autores: el "maquiavélico sistema electoral español". Este es un tema sobre el que se habla mucho (a la ligera) y sobre el que no se argumenta con demasiado fundamento. En mi opinión, los chicos de Politikon sí lo hacen. Tras un

¡Dejen paso!

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Zurrar a los políticos está de moda. Es lógico, especialmente en tiempos de crisis. Siempre ha sido así. La suerte de los faraones del antiguo Egipto estaba ligada a lo buena o mala que fuese la crecida del Nilo; si no había una buena crecida, el sillón del faraón de turno corría peligro. Pero la crisis económica no es la única explicación a esta situación. Hemos vivido otros períodos de crisis y, sin, embargo es hoy cuando la política y los partidos políticos están en su momento más bajo de credibilidad de las últimas cuatro décadas. Las razones para explicar esta percepción tan negativa son múltiples. Hoy elegiré sólo una de las mayores críticas que se hace a la política. Se dice que se ha convertido en un modus viviendi para unos pocos, que están siempre los mismos, que taponan el paso a gente más preparada y con nuevas ideas, que no hay renovación. Y esto puede ser cierto, pero ¿ocurre sólo en política? ¿O se da también en otras esferas de la sociedad? Por ejemplo, ¿ese tapón

Rato y el chivato

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Dice el ministro de Justicia que hay que diferenciar entre el Rato político y el Rato empresario. Que las presuntas chorizadas del segundo, no tienen por qué empañar la excelente gestión del primero. Imagino que lo dirá para salvar la cara al partido al que pertenece. Lo que ocurre es que una parte de los chanchullos por los que Rato está siendo juzgado se refieren a su gestión al frente de Caja Madrid, donde fue aupado por ese mismo partido. Y otra parte de ellos comienzan en 2002, siendo todavía vicepresidente del Gobierno. Vivimos en un país en el que sobrevaloramos la picaresca e infravaloramos al chivato. Desde la infancia vamos aprendiendo a ser pícaros; se nos inculca una forma de hacer las cosas para obtener un mayor rendimiento con el menor esfuerzo posible. Al mismo tiempo, se nos enseña a no ser chivatos y a criticar y aislar a quien se chiva. Piense el lector en las consecuencias que ambas cuestiones tienen para ralentizar la lucha contra la corrupción o el reseteo de

Una historia de Vitoria (I)

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Hace unos días supimos que Lanbide, el servicio público vasco destinado a la intermediación entre las personas desempleadas y las empresas que necesitan emplear, interviene actualmente en el 2,6% de los contratos que se firman en Euskadi. Como dijo el propio consejero del ramo, está claro que “las empresas vascas pasan de Lanbide”. Y está bien que el Gobierno Vasco haga ese análisis y reconozca el fracaso, pero además habría que plantear alguna solución. Siquiera porque en el año pasado Lanbide contó con un presupuesto de gasto de 725 millones. Pero eso es harina de otro costal. El caso es que de entre ese 2,6% de personas que Lanbide aporta a nuestras empresas, está Moha, un argelino de esos que dicen que viven de las ayudas sociales de forma fraudulenta. Un empresario vitoriano le dio la oportunidad en el pabellón en el que su empresa “produce” algunos de los alimentos de los que comemos en muchos de los restaurantes de la ciudad. Y viendo su valía y, sobre todo, su implicación e

Al rincón de pensar

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"Al rincón de pensar" es el título del espacio de la contraportada del DIARIO NOTICIAS DE ÁLAVA en el que escribiré cada semana. Trataré de hablar de asuntos relacionados con la política, con la empresa y con la sociedad en general: nuestros valores, nuestro (in)civismo, nuestra manera de afrontar los tiempos que vivimos, etc. Espero que sea un espacio ameno y, sobre todo, que aporte, que ayude a pensar. Mi estreno versa sobre un asunto que ya traté - de forma más extensa - hace unos meses, pero que rescato hoy al calor de la actualidad. IMPUTADOS POR CORRUPCIÓN Las relaciones en una sociedad democrática se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales. El 74% de la ciudadanía vasca está insatisfecha con el funcionamiento de nuestra democracia y con los comportamientos que esta ha cobijado. Hoy, observando los datos, es ineludible alumbrar un nuevo contrato social, basado en la transparencia, en la democratización de las estructuras partidari

Los votantes de Podemos

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José Fernández-Albertos, investigador del CSIC, describe en 110 páginas un interesante estudio sobre la evolución de los votantes de podemos. El titulo, "Del partido de los indignados al partido de los excluídos", ya avanza la tesis con claridad. El comienzo del ensayo me recordó al "Ensayo sobre la ceguera" del gran Saramago. El autor relata como en marzo de 2014, el autor se preguntaba en una conferencia universitaria sobre "cómo era posible que, con los mayores niveles de empleo del continente, las altísimas tasas de descontento político en la ciudadanía, y la falta de perspectivas claras de mejora significativa tras seis años de crisis, el sistema político español relativamente estable". A los dos meses, nació Podemos. Me parece una anécdota magnífica de lo que le ocurrió a la mayoría de los dirigentes de los partidos políticos tradicionales y, por supuesto, a la mayoría de los analistas sobre la materia. La anécdota inicial es complementada con

España/Reset

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  "La estructura interna de un partido no está sujeta a los criterios de transparencia ni a la exigencia de rendir cuentas a la que deben someterse los cargos y las autoridades públicas. No sabemos quién obedece ni quién manda. Un partido es una entidad completamente opaca para el ciudadano, incluso para el que dice representar. Esta circunstancia se agrava cuando ese partido gana las elecciones (...). Los partidos no solo trasladan a las administraciones públicas su opacidad de procedimientos: también integran a muchos de sus 'funcionarios'. Cuanto mayores sean las ambiciones de un partido y el peso de su organización interna, mayor es la profesionalización de las personas que trabajan para el partido, hasta el punto de que se crea una clase política que vive del sueldo del Estado pero cuyo cargo depende de la discrecionalidad del partido. Como el partido no puede pagar a un número ilimitado de funcionarios propios, y como esta clase de trabajador puede tener dificultad

Un hombre no es más que un hombre

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"Perdonen que no me aliste bajo ninguna bandera. Vale más cualquier quimera que un trozo de tela triste".  Me ahorro interpretaciones y palabras. Simplemente escuchen:

¿Candidatos imputados?

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Las relaciones en una sociedad democrática se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales. Y hoy parece ineludible la necesidad de firmar un nuevo contrato social en nuestro país. Un nuevo contrato partiendo de la premisa de que una gran mayoría de la ciudadanía cree en la democracia representativa. Pero siendo conscientes de que también una mayoría (el 74% de la ciudadanía vasca, según el Euskobarómetro recién presentado) está insatisfecha con el funcionamiento actual de nuestra democracia y con las actitudes y comportamientos que esta ha cobijado. En mi opinión, el nuevo contrato que necesitamos debe estar basado en la transparencia, en la democratización de las estructuras partidarias e institucionales y en la dación de cuentas (o accountability ). Si la ciudadanía puede tener acceso al destino de cada euro público, si tiene la certeza de que en las instituciones y en los partidos políticos se discute y decide democráticamente (a partir de formas de participación política r