¡A botar!

Hoy hay elecciones generales. Y desde el surgimiento, hace apenas unos meses, de nuevas formaciones, se dice que por fin hay más de dos opciones entre las que elegir. Aunque confieso que para mí solo hay una opción.

Ciertamente, me hace muchísima ilusión ir a mi colegio electoral a botar a Mariano Rajoy. Y con él, también quiero botar a Bárcenas, a su mujer, a sus obras de arte y a sus cuentas en Suiza. Me apetece muchísimo botar a Maria Dolores de Cospedal y a su indemnización en diferido. Me estimula mucho botar a los senadores que se han pasado la legislatura viajando a ver a sus parejas o a sus amiguetes con el dinero de mis impuestos. Quiero botar a Cristóbal Montoro, a su amnistía fiscal y su 21% de IVA cultural. Hoy no voy a fallar, porque también quiero botar a la Púnica, a David Marjaliza, a los caballos de Francisco Granados y, por supuesto, a él. Voy a ir a botar a Rodrigo Rato, a sus tarjetas black y a su bañador amarillo. Quiero botar a Vicente Martínez Pujalte y a los que le pagaban 5.000€ por concederles el privilegio de tomarse a solas un café. Iré también a botar a Ana Mato y a sus dos payasos, al del confeti y al del Jaguar. Y, por supuesto, quiero botar a los que tienen tantas deudas con los bancos, que no son capaces de legislar contra los desahucios.

Hoy iré a mi urna para tratar de botar a toda esta gente y a otra mucha que no me cabe en estas líneas. Y en cuanto cierren los colegios, espero poder botar de alegría. Aunque a pesar de todo lo que ha ocurrido en los últimos cuatro largos años, no creo ser el único que no las tiene todas consigo. Más bien, al contrario, soy de los que piensa que hay muchas personas que en las encuestas han dicho querer botar a Rajoy, y que hoy acabarán votándole. Veremos. Y en cualquier caso, tendremos exactamente lo que merecemos.


(Artículo publicado en DNA 20.12.15)

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