Sí se puede

Basta con echar un vistazo a los últimos informes de la realidad socio-económica para concluir que la política que se viene aplicando en los últimos años está resultando nefasta para muchas personas y pequeñas empresas. Tras las graves situaciones que genera, lo que más indigna es tener que escuchar que no hay alternativas. ¡Claro que las hay!

Para no irme por las ramas, aterrizaré el asunto en Vitoria-Gasteiz. El Pleno del Ayuntamiento ha aprobado esta semana una nueva norma de contratación pública. A partir de ahora las políticas de compra de servicios apostarán por fomentar la sostenibilidad, la igualdad de género, la inserción social o la cooperación al desarrollo.

Como no son muchas las ocasiones para hacerlo, vaya desde aquí mi aplauso. El paso dado me gusta y me recuerda a una de esas teorías que están planteando alternativas frente al actual modelo: la Economía del Bien Común. Esta teoría hace un llamamiento a cambiar los ejes sobre los que se mueve la economía: sustituir competencia por cooperación y beneficio por bien común. Y además, nos insta a empezar a cambiar el mundo por nuestros pueblos o ciudades, sin necesidad de que operen cambios a nivel global.

De paso, animo al Ayuntamiento (a este y a otros) a profundizar en esa línea de relación con las empresas. Por ejemplo, premiando en sus concursos públicos a aquellas que sean más transparentes. O a aquellas que formen parte de proyectos cooperativos, que no pasen por canibalizar a la competencia. O a aquellas que hagan copartícipes de sus decisiones a un mayor número de trabajadores. O a aquellas con menor diferencia salarial entre quien más cobra y quien menos cobra.

Quizás así no tendríamos que pelear los problemas de limpieza de la ciudad con la empresa dirigida por Esther Koplowitz y en cuyo capital figuran “pequeños empresarios” como Bill Gates, George Soros o Carlos Slim.

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