Azpiazu y las desconexiones sistémicas
Hay quienes dicen que que soy muy pasional, que no siempre gestiono debidamente mis sentimientos y que los muestro con una facilidad y una rapidez inusitadas. Hace unos meses, hablando con dos representantes políticos, uno de ámbito nacional y otro de ámbito autonómico, volví a dar la razón a quienes hacen tales afirmaciones sobre mí. Me calenté. Fue un encuentro casual. Llevábamos tiempo sin vernos. Como no había bares en los que tomar un café, nos quedamos en la calle charlando, yendo y viniendo por los diferentes temas que marcaban entonces la actualidad: los últimos datos de contagios, la enésima comunicación institucional contradictoria, los fondos europeos #NextGenerationEU, las posibles causas de la baja participación en Catalunya, las fallidas mociones de censura y la convocatoria electoral en Madrid, el hastío mental del conjunto de la población,… En un momento determinado se me escapó decirles que su vida no había cambiado tanto como la de las personas que viven del ámbit