Predicar con el ejemplo
En
este momento son pocos los ciudadanos que no critican a la política. Sin duda,
la situación de crisis y desempleo que vivimos provoca una creciente desafección
hacia ella y hacia los representantes públicos. Pero la crisis no es la única explicación
a esta situación. Los estudios del Centro de Investigaciones Sociológicas, así
como los de otros organismos públicos y privados, vienen mostrando que la
política y los partidos políticos están en su momento más bajo de credibilidad
de los últimos 35 años. Que son percibidos como un problema, más que como una
solución. Y los brotes verdes que parecen estar floreciendo en el terreno
económico no harán desaparecer este estado de cosas de la noche a la mañana.
Las razones para explicar
esta percepción tan negativa son múltiples. Señalaré algunas de las reflexiones
o críticas hacia la política actual más populares. Se dice que no se piensa en
el largo plazo, que las decisiones obedecen a la coyuntura y a los intereses
más inmediatos de quienes las toman. Se dice que la política no es
transparente, lo que facilita la corrupción. Se dice que no hay autocrítica ni,
por tanto, evaluación de las decisiones adoptadas para mejorar en el futuro. O
se dice que la política se ha convertido en un modus viviendi para unos pocos, que están siempre los mismos, que
no hay renovación.
Pienso que, efectivamente,
las cuatro críticas tienen su fundamento. Y sin duda, la política tiene que
cambiar. Pero, ¿y cada uno de nosotros y nosotras? ¿Predicamos con el ejemplo?
¿O practicamos en nuestra vida las mismas cosas que criticamos de la política?
Pongamos por caso un sector
que también tiene que ver con la situación de crisis actual, el empresarial. ¿Acaso
todos aquellos empresarios que critican la política de vuelo corto, cuentan con
un Plan Estratégico y con una mirada de futuro para su empresa? Porque, como en
la política, es fundamental que toda empresa disponga de los instrumentos que
le permitan prever las tendencias globales y los movimientos en su mercado más
cercano. Y así poder diseñar las decisiones y anticiparse adecuadamente.
¿Hay transparencia en las
empresas a nivel general? En demasiadas ocasiones, la opacidad de quienes
dirigen impide que los empleados conozcan debidamente los balances, la política
salarial o los objetivos de la empresa. Y sin transparencia, es imposible
transmitir y generar confianza.
¿Se hace auténtica
evaluación y autocrítica en las empresas? Porque es clave juntarse de forma metódica
con el equipo y evaluar el grado de cumplimiento de cada una de las acciones
concretas. Esta autocrítica que facilita el control de los resultados
obtenidos, al tiempo que permite ajustar los objetivos a futuro.
¿Se planifica adecuadamente
el relevo generacional en nuestras empresas, pequeñas y medianas empresas familiares
en su inmensa mayoría? Los datos son elocuentes: en España, de cada 100
empresas familiares, sólo 30 superan el tránsito de la primera a la segunda
generación; y de las 30 anteriores, sólo 15 pasan a la tercera generación. Así
pues, parece vital contar con una estrategia de relevo si se quiere garantizar
su continuidad.
En definitiva, la mayoría
compartiremos que en política hay demasiados proyectos impuestos por la
coyuntura, que no hay la transparencia debida, que se autocritican poco las
decisiones que se adoptan y que no se produce el necesario relevo hacia
personas "con menos mochila" para liderar los retos del futuro.
Espero que además de
compartir las críticas, aspiremos a cambiar esa realidad. Tomemos buena nota de
lo que está sucediéndole hoy a la política y, a partir de ahí, propiciemos el
cambio predicando con el ejemplo en nuestras empresas, en nuestras
organizaciones, en nuestra comunidad, en nuestra casa. Es la única forma de
hacerlo.
(Artículo publicado en D.Navarra el 23.06.14)
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