Una docena de frases que dice el jefe para no dar el relevo en su empresa
En España 8,5 de cada 10 empresas son familiares y su aportación al PIB y a la creación de empleo privado es del 70%. Con estos datos, huelga decir que la empresa familiar es capital en términos de generación de riqueza y empleo.
Además de todos los retos que tiene nuestro tejido empresarial (crecimiento de la cifra de negocio, innovación e internacionalización, profesionalización de la gestión, etc.), la empresa familiar corre un riesgo particular: la mala gestión del relevo generacional.
Todos vamos cumpliendo años, pero en raras ocasiones somos capaces de ver el momento oportuno para dar el testigo y, en demasiadas ocasiones, improvisamos. Así, en nuestro país la mortalidad de la empresa familiar es del 85% en términos absolutos: de cada 100 empresas familiares, sólo 30 superan el tránsito de la primera a la segunda generación; y de las 30 anteriores, sólo 15 pasan a la tercera generación.
En este post señalo 12 excusas (que no razones) en forma de frases, que se arguyen por parte de las y (sobre todo) los patrones para no dar paso a sus vástagos:
1. Si las cosas van bien, por qué cambiar?
Reacción lógica que obedece a nuestra endémica alergia al cambio. Lo que no significa necesariamente que las cosas vayan bien…
2. ¿Por qué tengo que retirarme si esta es mi empresa?
Pues porque los años pasan para todos o, si se prefiere, porque lo dice una ley: la de la Biología.
3. Sin mí la empresa está condenada al fracaso
A estas alturas de nuestra existencia, hay quienes siguen pensando que son imprescindibles…
4. Mi hijo/a no está preparado/a, aún no sabe lo que tiene que saber
Y esto se suele decir con la “criatura” con los 40 años ya cumplidos, dos hijos, una licenciatura, un MBA y más de una década de experiencia laboral.
5. Nadie puede hacerlo como yo lo hago
Y quién certifica que la aplicada hasta el momento sea la fórmula del éxito?
6. Estoy rodeado de gente que no da la talla
Si esto fuera cierto, hasta qué punto no es el propio patrón el responsable de la situación? Por otro lado, se ha preguntado alguna vez el patrón si él mismo da la talla?
7. Es cierto que las cosas no van bien, pero aquí estamos después de 40 años… Y quién me asegura que quienes vengan detrás van a hacerlo mejor que yo?
Efectivamente, nadie lo puede asegurar. Lo que sí es seguro que, en esta situación, si no cambias, la realidad te puede pasar por encima.
8. El relevo no se planifica. Quien quiera llevar la empresa en el futuro, empujará
Sí, salvo que el patrón no note los empujones que le vienen dando hace años y su mejor capital humano acabe abandonando la empresa, como nuestros jóvenes abandonan el país.
9. No me puedo permitir el retiro
Generalmente esta excusa esconde detrás una preocupación.
10. Me encanta lo que hago, no necesito retirarme
En esta ocurre lo mismo que en la anterior.
11. Y si me retiro, ¿a qué me dedico entonces?
Esta excusa empieza a darnos una pista de lo que esconden las dos anteriores.
12. Esta empresa es mi vida, no sabría hacer otra cosa
Esta es la preocupación que verdaderamente esconden las excusas 9, 10 y 11: que hay quienes piensan que la empresa es su vida, su única vida… Y lo malo es que es cierto en demasiados casos!
Para evitar someter a la empresa a más tensiones de las que ya nos acucian, hace falta poner en marcha una estrategia de planificación y preparación del tránsito. Y esta, como cualquier otra estrategia empresarial, ni se improvisa, ni vendrá por inspiración divina, ni la facilitará el “infalible” olfato del patrón.
Pero por encima de todo, hace falta aprender a disfrutar del resto de las cosas que, además del trabajo, nos ofrece la vida!
PD. Si cambiásemos “empresa” por “partido político”, la cosa no cambiaría demasiado… ¡y así nos va!
Artículo publicado en unadocedade.com
Además de todos los retos que tiene nuestro tejido empresarial (crecimiento de la cifra de negocio, innovación e internacionalización, profesionalización de la gestión, etc.), la empresa familiar corre un riesgo particular: la mala gestión del relevo generacional.
Todos vamos cumpliendo años, pero en raras ocasiones somos capaces de ver el momento oportuno para dar el testigo y, en demasiadas ocasiones, improvisamos. Así, en nuestro país la mortalidad de la empresa familiar es del 85% en términos absolutos: de cada 100 empresas familiares, sólo 30 superan el tránsito de la primera a la segunda generación; y de las 30 anteriores, sólo 15 pasan a la tercera generación.
En este post señalo 12 excusas (que no razones) en forma de frases, que se arguyen por parte de las y (sobre todo) los patrones para no dar paso a sus vástagos:
1. Si las cosas van bien, por qué cambiar?
Reacción lógica que obedece a nuestra endémica alergia al cambio. Lo que no significa necesariamente que las cosas vayan bien…
2. ¿Por qué tengo que retirarme si esta es mi empresa?
Pues porque los años pasan para todos o, si se prefiere, porque lo dice una ley: la de la Biología.
3. Sin mí la empresa está condenada al fracaso
A estas alturas de nuestra existencia, hay quienes siguen pensando que son imprescindibles…
4. Mi hijo/a no está preparado/a, aún no sabe lo que tiene que saber
Y esto se suele decir con la “criatura” con los 40 años ya cumplidos, dos hijos, una licenciatura, un MBA y más de una década de experiencia laboral.
5. Nadie puede hacerlo como yo lo hago
Y quién certifica que la aplicada hasta el momento sea la fórmula del éxito?
6. Estoy rodeado de gente que no da la talla
Si esto fuera cierto, hasta qué punto no es el propio patrón el responsable de la situación? Por otro lado, se ha preguntado alguna vez el patrón si él mismo da la talla?
7. Es cierto que las cosas no van bien, pero aquí estamos después de 40 años… Y quién me asegura que quienes vengan detrás van a hacerlo mejor que yo?
Efectivamente, nadie lo puede asegurar. Lo que sí es seguro que, en esta situación, si no cambias, la realidad te puede pasar por encima.
8. El relevo no se planifica. Quien quiera llevar la empresa en el futuro, empujará
Sí, salvo que el patrón no note los empujones que le vienen dando hace años y su mejor capital humano acabe abandonando la empresa, como nuestros jóvenes abandonan el país.
9. No me puedo permitir el retiro
Generalmente esta excusa esconde detrás una preocupación.
10. Me encanta lo que hago, no necesito retirarme
En esta ocurre lo mismo que en la anterior.
11. Y si me retiro, ¿a qué me dedico entonces?
Esta excusa empieza a darnos una pista de lo que esconden las dos anteriores.
12. Esta empresa es mi vida, no sabría hacer otra cosa
Esta es la preocupación que verdaderamente esconden las excusas 9, 10 y 11: que hay quienes piensan que la empresa es su vida, su única vida… Y lo malo es que es cierto en demasiados casos!
Para evitar someter a la empresa a más tensiones de las que ya nos acucian, hace falta poner en marcha una estrategia de planificación y preparación del tránsito. Y esta, como cualquier otra estrategia empresarial, ni se improvisa, ni vendrá por inspiración divina, ni la facilitará el “infalible” olfato del patrón.
Pero por encima de todo, hace falta aprender a disfrutar del resto de las cosas que, además del trabajo, nos ofrece la vida!
PD. Si cambiásemos “empresa” por “partido político”, la cosa no cambiaría demasiado… ¡y así nos va!
Artículo publicado en unadocedade.com
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