Reflexión 4
O cambiamos o nos cambian. O lo que es lo mismo, si no cambiamos, todo es susceptible de empeorar.
Hemos sacado nuestro peor resultado desde la Transición en España. Ha habido potenciales votantes que se han ido a la abstención y, además, hemos alimentado a un montón de formaciones políticas pequeñas. Y, en la otra cara de la moneda, el PP se hace con un poder casi absoluto: en Ayuntamientos, Gobiernos Autonómicos y Gobierno Central.
Es verdad que ahora comprobaremos cómo "nos saca" de la crisis el PP. Supongo que lo empezarán a decir y, sobre todo, a ejecutar. Como dice El Roto, "la izquierda me ha decepcionado muchas veces; la derecha no me ha defraudado nunca, siempre fue peor de lo que esperaba". Iremos viendo.
Pero, de cualquier modo, lo que nos queda por delante a nosotros será cualquier cosa menos bonito. En este sentido, en un par de meses celebraremos un Congreso Federal del PSOE (luego vendrán los demás) con el objetivo de elegir un nuevo equipo de dirección. Espero, no obstante, que el Congreso nos sirva en la búsqueda de nuevas ideas para redefinir el proyecto socialdemócrata, para buscar una articulación avanzada del Estado, para buscar un nuevo papel en Europa y de Europa, para hacer un partido más abierto y, finalmente, para renovar el partido.
Tenemos que hacer un Congreso sin miedos, obedeciendo a nuestra tradición histórica, con contraste de ideas y de personas. Porque estoy convencido de que habrá distintas opciones, así que lo que hace falta es que podamos desarrollar un debate de futuro y en libertad. No se trata de dar ningún espectáculo, sino de dar ejemplo de lo que somos: el partido democrático más longevo de los que existen (por cierto, en España y en Euskadi).
Decía en mi primera reflexión tras el 20-n, que la derrota es una gran oportunidad para redefinirnos, lo es también para modernizarnos. Y tengo claro que, para empezar a recuperar la credibilidad perdida, tenemos que hacer visible un cambio hacia la sociedad, en el rumbo y en las caras. Y eso no significa deshechar todo lo viejo y catapultar a todo lo joven, no. Soy de los que piensa que hay muchas personas preparadas y de diferente edad que expresarían ese cambio. Y creo que no soy el único que lo piensa. Pero de cualquier modo, lo que no es indiferente es la necesidad del cambio. Es ineludible.
Hemos sacado nuestro peor resultado desde la Transición en España. Ha habido potenciales votantes que se han ido a la abstención y, además, hemos alimentado a un montón de formaciones políticas pequeñas. Y, en la otra cara de la moneda, el PP se hace con un poder casi absoluto: en Ayuntamientos, Gobiernos Autonómicos y Gobierno Central.
Es verdad que ahora comprobaremos cómo "nos saca" de la crisis el PP. Supongo que lo empezarán a decir y, sobre todo, a ejecutar. Como dice El Roto, "la izquierda me ha decepcionado muchas veces; la derecha no me ha defraudado nunca, siempre fue peor de lo que esperaba". Iremos viendo.
Pero, de cualquier modo, lo que nos queda por delante a nosotros será cualquier cosa menos bonito. En este sentido, en un par de meses celebraremos un Congreso Federal del PSOE (luego vendrán los demás) con el objetivo de elegir un nuevo equipo de dirección. Espero, no obstante, que el Congreso nos sirva en la búsqueda de nuevas ideas para redefinir el proyecto socialdemócrata, para buscar una articulación avanzada del Estado, para buscar un nuevo papel en Europa y de Europa, para hacer un partido más abierto y, finalmente, para renovar el partido.
Tenemos que hacer un Congreso sin miedos, obedeciendo a nuestra tradición histórica, con contraste de ideas y de personas. Porque estoy convencido de que habrá distintas opciones, así que lo que hace falta es que podamos desarrollar un debate de futuro y en libertad. No se trata de dar ningún espectáculo, sino de dar ejemplo de lo que somos: el partido democrático más longevo de los que existen (por cierto, en España y en Euskadi).
Decía en mi primera reflexión tras el 20-n, que la derrota es una gran oportunidad para redefinirnos, lo es también para modernizarnos. Y tengo claro que, para empezar a recuperar la credibilidad perdida, tenemos que hacer visible un cambio hacia la sociedad, en el rumbo y en las caras. Y eso no significa deshechar todo lo viejo y catapultar a todo lo joven, no. Soy de los que piensa que hay muchas personas preparadas y de diferente edad que expresarían ese cambio. Y creo que no soy el único que lo piensa. Pero de cualquier modo, lo que no es indiferente es la necesidad del cambio. Es ineludible.
Comentarios
Algún buen amigo hablaba de 'partido prostático' y a veces hay cosas que tienen difícil cura. ;-)