La historia se repite

El Tribunal Constitucional tiene todavía que resolver el recurso de amparo interpuesto por Sortu contra la sentencia del Tribunal Supremo que no permitió su inscripción en el registro de partidos del Ministerio del Interior, impidiéndole con ello adquirir personalidad jurídica y poder concurrir como tal partido a todas las elecciones que se convoquen en España. No tiene plazo para resolver el recurso, de tal manera que puede hacerlo ya, antes de que se tengan que formalizar las candidaturas ante las distintas Juntas Electorales Provinciales para las próximas elecciones generales, o puede hacerlo una vez que tales elecciones se hayan celebrado.

En el caso de que el Tribunal Constitucional otorgara el amparo a Sortu antes de que se tuvieran que formalizar las candidaturas, las elecciones en el País Vasco se celebrarían de forma similar a como se van a celebrar en el resto del Estado. En el caso de que resolviera el recurso después de celebradas las elecciones, la campaña del 20-N se desarrollaría en el País Vasco en un clima política y electoralmente tan excepcional como el de las elecciones municipales del 22-M, que se tradujo en la irrupción de Bildu como una opción política con vocación mayoritaria con credibilidad en el País Vasco.

Sin decisión del Tribunal Constitucional, los pasos que se darían en el proceso electoral en el País Vasco serían los siguientes:

1º. Por exigencia de la Ley Orgánica de Régimen Electoral General, Bildu tendrá que iniciar una campaña de recogida de firmas, con la finalidad de poder formalizar sus candidaturas ante las Juntas Electorales Provinciales. Una formación política que ha obtenido casi el 25% de los votos hace unos meses, tendrá que acreditar que tiene la solvencia mínima que exige la ley para poder competir. Este paso lo tiene que dar en todo caso, ya que, tras la última modificación de la ley electoral, todos los partidos extraparlamentarios tienen que hacerlo. Aunque Sortu tuviera el amparo del Tribunal Constitucional, tendría que hacerlo. El regalo en términos de propaganda electoral que el cumplimiento de este requisito supone salta a la vista.

2º. Tras la proclamación de las candidaturas por las distintas Juntas Electorales Provinciales del País Vasco y Navarra, cabe esperar, y más todavía tras el discurso del Fiscal General del Estado en la apertura del año judicial, que se interpondrá un recurso ante la Sala del 61 del Tribunal Supremo a fin de que se produzca la anulación de los actos de proclamación de tales candidaturas. Previsiblemente, el Tribunal Supremo se pronunciaría en los mismos términos en que lo hizo en la pasada primavera.

3º. Contra la sentencia del Tribunal Supremo se interpondría recurso de amparo electoral ante el Tribunal Constitucional, que previsiblemente lo otorgaría, como lo hizo hace unos meses.

Inmediatamente después de que se conociera la sentencia del Tribunal Constitucional empezaría la campaña electoral propiamente dicha. Bildu partiría, como hace unos meses, con una ventaja no fácilmente cuantificable, pero inequívoca. Se estaría incentivando objetivamente el voto a favor de Bildu.

No acabo de entender cómo estamos ayudando a ETA/Batasuna a transformar una derrota política en una victoria electoral. La democracia española ha derrotado a ETA/Batasuna. Los ha obligado a abandonar una estrategia centrada en el uso de la violencia y la extorsión como armas políticas y a sustituirla por otra exclusivamente política. Y, sin embargo, en lugar de seguir una estrategia que les haga concurrir ante los electores como lo que realmente son, los perdedores en el enfrentamiento con el Estado de derecho, estamos siguiendo otra que hace posible que se presenten como quienes están arrancando una conquista democrática a los que arbitrariamente se la niegan. En estas circunstancias el 20-N puede ser el 22-M corregido y aumentado. Y en un año aproximadamente hay elecciones autonómicas.

¿A qué se está jugando? ETA ya no condiciona la vida política en el País Vasco ni la va a condicionar en el futuro. Pero la izquierda abertzale sí va a tener un peso importante en la misma. Esto va a ser así, independientemente de cómo actúen los partidos políticos y los poderes públicos de ámbito estatal, aunque la conducta de estos últimos puede hacer que el peso de la izquierda abertzale sea todavía mayor que el que tendría dejándola a su aire, como si se tratara de un partido político más. Lo que se está haciendo debilita a todos los partidos vascos en general y al PNV en particular, al que se está poniendo en una posición sumamente incómoda, y fortalece únicamente a Bildu. ¿Tiene algún sentido?


(Artículo de Javier Pérez Royo, titulado "¿A qué estamos jugando?" en El País 17.09.11)

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