En medio de la tranquilidad que domina el debate político en Euskadi, con el nuevo Gobierno de cambio presidido por el lehendakari Patxi López, un asunto parece habernos devuelto al pasado. Efectivamente, la irrupción de Sortu y, sobre todo, el tratamiento informativo de la noticia, ha podido causar la sensación de vuelta al pasado. Sin embargo, si entramos en el fondo de la cuestión, nada es igual que en el pasado al menos en dos aspectos. En primer lugar, porque por primera vez parece ser la izquierda abertzale quien lleva del ronzal a ETA hacia la puesta en marcha de un proyecto político en el que no quepa la connivencia con el terrorismo. Queremos creer que es así y sólo el tiempo lo confirmará. Y en segundo lugar, tampoco se parece al pasado el hecho de que los promotores del nuevo partido hayan dicho con meridiana claridad que se trata de un proyecto de largo recorrido y que, por tanto, seguirá adelante al margen de su participación o no en las próximas elecciones locales y foral
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