¿Los "tocapelotas" o los imprescindibles?

Esta mañana he tenido varias conversaciones bien interesantes con varias personas que dirigen organizaciones de personas. La más chula la he tenido con un tipo que, además de propietario de una empresa tecnológica alavesa, es amigo.

Habría que introducir algunos matices, pero resumiendo, este amigo mío piensa que permitir que las personas que tienes contigo en la empresa te critiquen demuestra dos cosas. En primer lugar, que has acertado a la hora de contratar, puesto que has dado con personas con pensamiento propio, algo muy útil para cualquier organización, siempre que se compartan los valores de la misma. Y, en segundo lugar, demuestra que tú, como directivo, eres una persona inteligente, puesto que no sólo no te da miedo la inteligencia de un empleado y su crítica, sino que la recibes de buen grado, en tanto en cuanto consideras que eso es lo que permite avanzar.

Mi amigo ha resumido su pensamiento sobre nuestro tema de conversación en una frase: "Si no tienes al lado a alguien que te toque las pelotas, te acomodas, no avanzas y, a la larga, mueres".

Pues bien, estando al 100% de acuerdo con su pensamiento en esta materia, la frase-resumen que ha empleado me ha parecido desacertada. Y tras mi argumentación, a él también se lo ha parecido. Y es que, ¿por qué en ocasiones se utilizan expresiones con connotaciones tan negativas (y algo más) como "tocapelotas" o "mosca cojonera" para referirnos a las personas que se atreven a criticar y, por tanto, facilitan que las organizaciones avancen? ¿Por qué no nos referimos en mayor medida a estas personas como los imprescindibles?

Porque seguro que coincidiréis con mi amigo y conmigo en que hace falta inteligencia para tener criterio propio; en que tener criterio propio es necesario para poder formular una buena crítica; en que hacer una buena crítica es la base de cualquier cambio o innovación; y en que los cambios y las innovaciones son condición necesaria (no suficiente) para que se produzca cualquier avance.


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