Una docena de medidas (aunque podrían ser cien) para mejorar la política
El pasado martes Maripuchi, Ray y compañía me brindaron la oportunidad de debutar en el blog unadocenade.com y, claro, yo a lo mío... la cultura!!! Os recomiendo visitar el blog.
Ahí va el post íntegro:
Serie a serie, los estudios del Centro de Investigaciones Sociológicas colocan a “la política y los políticos” como uno de los principales problemas para la gente. La crisis tiene su parte de culpa en ello, por supuesto. Y tampoco ayuda a esta falta de legitimación, el hecho de que los acuerdos políticos nunca sean noticia, o que en medio de la mayor depresión desde el “crack” del 29, no haya forma de encender la televisión y no sonrojarse con los informativos. Pero al margen de la crisis, y mucho antes de que esta llegara, ya había quienes defendían una reforma en profundidad en nuestro sistema democrático, tocando dos de sus pilares clave: los partidos y las instituciones de representación.
Pues al grano: ¿qué docena (por poner un número) de medidas podrían hacer que nuestra política fuera mejor?
1. Una nueva ley de partidos políticos
Que se apruebe una modificación de la ley de partidos políticos para que, entre otras cosas, la jefatura de los mismos se elija mediante primarias, se empiece a abrir camino a las listas abiertas o se establezca una frecuencia mayor en la celebración de congresos en los partidos.
2. Mientras tanto…
Hasta que se apruebe la modificación de la ley de partidos, que se arbitren mecanismos de consulta a la militancia y a la sociedad de referencia (simpatizantes, votantes registrados, etc.) de cara a la toma de las decisiones más importantes.
3. Silencio positivo
Evitar los debates en los partidos (o en las instituciones) que giren en torno a ver quién es capaz de adular más a la dirección (o al gobierno). Que sólo se permita intervenir para criticar. Si se está de acuerdo, guardando silencio se ahorra tiempo.
4. Si incumples, que me pregunten
Que se establezca un mecanismo que permita la revocación de un cargo en las instituciones (y en los partidos) por mala gestión, incumplimiento de programa o incumplimiento de las promesas que se hicieron para acceder al cargo. Que si un grupo de ciudadanos (o afiliados) detecta una mala gestión o un incumplimiento, pueda provocar la celebración de un referéndum (o consulta interna), recogiendo la firma de un porcentaje significativo de la población (o de la militancia) para tener la posibilidad de revocar al cargo en cuestión.
5. Un nuevo sistema electoral
Que se busque el acuerdo en torno a un sistema electoral más dinámico, buscando una mejor representatividad del voto y desbloqueando las listas en las elecciones al Congreso (y a los Parlamentos Autonómicos). Convertir en autonómicas las circunscripciones, para hacer del Senado una Cámara de representación territorial (que si no se reforma, carece de sentido).
6. Las cuentas claras
Que las cuentas de los partidos y fundaciones políticas se publiquen anualmente en sus webs, que se sometan a auditorías externas y que se publiciten los informes de supervisión que el Tribunal de Cuentas hace de ellas anualmente.
7. Facilitar la accountability (I)
Que sean “visibles” para toda la ciudadanía los cargos orgánicos e institucionales de todos los partidos políticos, facilitando las responsabilidades concretas que desempeñan, así como la forma de contactar directamente con ellos sin necesidad de pasar por “filtros”.
8. Facilitar la accountability (y II)
Que las y los parlamentarios tengan oficinas de atención a pie de calle en sus respectivas circunscripciones electorales.
9. Publicidad en las actividades y bienes
Que se publicite de forma accesible y periódica la evolución de las actividades y bienes de los cargos públicos .
10. También más allá de las instituciones
Que se pueda conocer el destino de los dineros públicos que reciba cualquier empresa y se pueda acceder a las declaraciones de bienes y actividades de las y los responsables de las mismas (al menos en las públicas y participadas).
11. Más control
Que se dote de más medios humanos y materiales a los Tribunales de Cuentas, que el mandato de sus miembros duré 8 años y que se modifique la forma de elección de las y los miembros de los mismos (dando la oportunidad de formar parte de ellos, por ejemplo, al alumno o alumna con mejores notas de cualquier Universidad pública española y que así lo quiera).
12. Mejor control
Que personas ajenas a la institución puedan formar parte de las Comisiones de Incompatibilidades de los Parlamentos.
Son muchas las personas que me dicen (no sin parte de razón) que al proponer este tipo de medidas, transmito la impresión de que la política está podrida. Nada más lejos de mi intención. Pero el caso es que vivimos una crisis de confianza brutal. Y no se me ocurre una mejor fórmula para transmitir confianza, que la consistente en transparencia, debate, participación y rendición de cuentas. En los partidos y en las instituciones, primero, para extender después la fórmula a distintos ámbitos de la sociedad. Porque sólo dando ejemplo desde la actividad pública, se podrá empezar a exigir a la actividad privada. Ése el objetivo, cambiar la política para cambiar la sociedad.
Ahí va el post íntegro:
Serie a serie, los estudios del Centro de Investigaciones Sociológicas colocan a “la política y los políticos” como uno de los principales problemas para la gente. La crisis tiene su parte de culpa en ello, por supuesto. Y tampoco ayuda a esta falta de legitimación, el hecho de que los acuerdos políticos nunca sean noticia, o que en medio de la mayor depresión desde el “crack” del 29, no haya forma de encender la televisión y no sonrojarse con los informativos. Pero al margen de la crisis, y mucho antes de que esta llegara, ya había quienes defendían una reforma en profundidad en nuestro sistema democrático, tocando dos de sus pilares clave: los partidos y las instituciones de representación.
Pues al grano: ¿qué docena (por poner un número) de medidas podrían hacer que nuestra política fuera mejor?
1. Una nueva ley de partidos políticos
Que se apruebe una modificación de la ley de partidos políticos para que, entre otras cosas, la jefatura de los mismos se elija mediante primarias, se empiece a abrir camino a las listas abiertas o se establezca una frecuencia mayor en la celebración de congresos en los partidos.
2. Mientras tanto…
Hasta que se apruebe la modificación de la ley de partidos, que se arbitren mecanismos de consulta a la militancia y a la sociedad de referencia (simpatizantes, votantes registrados, etc.) de cara a la toma de las decisiones más importantes.
3. Silencio positivo
Evitar los debates en los partidos (o en las instituciones) que giren en torno a ver quién es capaz de adular más a la dirección (o al gobierno). Que sólo se permita intervenir para criticar. Si se está de acuerdo, guardando silencio se ahorra tiempo.
4. Si incumples, que me pregunten
Que se establezca un mecanismo que permita la revocación de un cargo en las instituciones (y en los partidos) por mala gestión, incumplimiento de programa o incumplimiento de las promesas que se hicieron para acceder al cargo. Que si un grupo de ciudadanos (o afiliados) detecta una mala gestión o un incumplimiento, pueda provocar la celebración de un referéndum (o consulta interna), recogiendo la firma de un porcentaje significativo de la población (o de la militancia) para tener la posibilidad de revocar al cargo en cuestión.
5. Un nuevo sistema electoral
Que se busque el acuerdo en torno a un sistema electoral más dinámico, buscando una mejor representatividad del voto y desbloqueando las listas en las elecciones al Congreso (y a los Parlamentos Autonómicos). Convertir en autonómicas las circunscripciones, para hacer del Senado una Cámara de representación territorial (que si no se reforma, carece de sentido).
6. Las cuentas claras
Que las cuentas de los partidos y fundaciones políticas se publiquen anualmente en sus webs, que se sometan a auditorías externas y que se publiciten los informes de supervisión que el Tribunal de Cuentas hace de ellas anualmente.
7. Facilitar la accountability (I)
Que sean “visibles” para toda la ciudadanía los cargos orgánicos e institucionales de todos los partidos políticos, facilitando las responsabilidades concretas que desempeñan, así como la forma de contactar directamente con ellos sin necesidad de pasar por “filtros”.
8. Facilitar la accountability (y II)
Que las y los parlamentarios tengan oficinas de atención a pie de calle en sus respectivas circunscripciones electorales.
9. Publicidad en las actividades y bienes
Que se publicite de forma accesible y periódica la evolución de las actividades y bienes de los cargos públicos .
10. También más allá de las instituciones
Que se pueda conocer el destino de los dineros públicos que reciba cualquier empresa y se pueda acceder a las declaraciones de bienes y actividades de las y los responsables de las mismas (al menos en las públicas y participadas).
11. Más control
Que se dote de más medios humanos y materiales a los Tribunales de Cuentas, que el mandato de sus miembros duré 8 años y que se modifique la forma de elección de las y los miembros de los mismos (dando la oportunidad de formar parte de ellos, por ejemplo, al alumno o alumna con mejores notas de cualquier Universidad pública española y que así lo quiera).
12. Mejor control
Que personas ajenas a la institución puedan formar parte de las Comisiones de Incompatibilidades de los Parlamentos.
Son muchas las personas que me dicen (no sin parte de razón) que al proponer este tipo de medidas, transmito la impresión de que la política está podrida. Nada más lejos de mi intención. Pero el caso es que vivimos una crisis de confianza brutal. Y no se me ocurre una mejor fórmula para transmitir confianza, que la consistente en transparencia, debate, participación y rendición de cuentas. En los partidos y en las instituciones, primero, para extender después la fórmula a distintos ámbitos de la sociedad. Porque sólo dando ejemplo desde la actividad pública, se podrá empezar a exigir a la actividad privada. Ése el objetivo, cambiar la política para cambiar la sociedad.
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