Valentía, claridad y voluntad
Según el Eurobarómetro de diciembre pasado, apenas el 25% de la ciudadanía de España, Portugal, Italia, Grecia o Reino Unido, entre otros países, considera que su voz “cuenta en la Unión Europea”. Si preguntásemos al mismo universo si “¿Está usted a favor del derecho a decidir su futuro?”, estoy convencido de que el porcentaje de respuestas afirmativas rondaría el 90%. Porque planteado en genérico, es muy difícil posicionarse en contra del “derecho a decidir”. Y lo cierto es que cuando se plantea, casi nunca se aclara quién sería el sujeto que ejercitaría tal “derecho” y tampoco se menciona el objeto del mismo. Sin aclarar ni el “quiénes”, ni el “qué”, el “derecho a decidir” significa todo y nada al mismo tiempo. Y, por desgracia, en este país es así como abordamos el asunto, lo que no ayuda demasiado a poner las bases para solucionar un problema que, existir, existe. Y a él me referiré. Una vez superada la existencia activa de una banda terrorista que decía defender algunas idea...