¿Qué ha cambiado?

No hay una definición exacta del significado de desafección política. La idea más o menos compartida es que se trata de un sentimiento de antipatía hacia actividad política-institucional y de partidos. 

A juzgar por las respuestas que dan la ciudadanía y los teóricos de la materia, las razones que la originan son varias y variadas. Una de las más citadas es el incumplimiento de las promesas, la incoherencia, o las actuaciones en contra de lo que se ha dicho. Y se hace con total impunidad, pensando que la gente es imbécil. 

No hay más que abrir Google y escribir “promesas políticas incumplidas” para comprobar que se podrían poner centenares de ejemplos. Me centraré en uno muy cercano. 

Como recordarán, tras las últimas elecciones locales, el candidato del tercer partido político fue aupado a la Alcaldía de la ciudad con los votos del segundo, del quinto y del sexto partido respectivamente. Los socialistas, que fueron cuartos, no la respaldaron esta operación que compartían porque el PNV no convirtió en alcaldesa de Andoain a la candidata socialista. Como castigo al PNV, la cúpula vasca del PSE-EE ordenó a sus concejales de Vitoria-Gasteiz no votar a Urtaran y, por supuesto, no incorporarse al gobierno. Puede gustar más o menos la explicación dada en su día a esta posición, pero era una explicación. 
El lunes supimos que el PSE-EE se incorporaba a las tareas de gobierno en la ciudad y que, como consecuencia, la partida de retribuciones crecerá 100.000 euros. ¿Qué explica ahora esta decisión? ¿Por qué uno se incorpora al gobierno de un alcalde al que no votó? ¿Acaso ya hay una alcaldesa socialista en Andoain? ¿Qué ha cambiado? 

Que la gente sienta desafección política en absoluto significa que no esté interesada y que no se entere de lo que pasa en política. Mucho me temo que donde no se enteran es en los despachos de algunos partidos e instituciones, porque viven en otra realidad. 



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